Una familia compuesta por tres hermanos se encuentra interesada en arrendar el campo de los padres. Dicho establecimiento se encuentra bajo régimen de arrendamiento por parte de un tercero, pero en muy poco tiempo termina el contrato. Es por eso, que nos plantearon la posibilidad de evaluar si pagando la misma renta que el actual arrendatario, podían explotar el campo entre los hermanos y recibir utilidades de la empresa a fin de año.
Debido a que no tenían los supuestos necesarios y sumado a que se sentían más cómodos si una empresa realizaba de forma objetiva la evaluación, es que decidieron contactarnos. Luego de que nos proporcionaran detalles del establecimiento y de la realidad de la familia, procedimos a armar un plan productivo, económico y financiero donde se detallaba que monto era necesario para comprar el ganado y hacer funcionar a la empresa, que retornos podían esperar de la inversión, que riesgos tenía, cuanto podían repartir entre los hermanos a fin de ejercicio y si era viable el pago de la renta en las condiciones dadas.
Planteando diferentes escenarios como secas de por medio, bajas en la relación de precios o siembra de una pastura, se presentó un informe detallado para qué tuvieran toda la información disponible. Como conclusión principal, se expuso que el negocio en las condiciones actuales, con un pago de renta y una tasa de interés de un préstamo por encima del mercado, no era rentable. Por lo tanto, se plantearon medidas alternativas, tanto productivas como de formas de pago de renta o de relacionamiento entre las partes, que si hacían de este negocio una alternativa viable.
Sin una correcta evaluación previa, el proyecto en estudio posiblemente iba a ser llevado a cabo bajo las condiciones iniciales. Tener la información disponible en tiempo y forma supuso el replantearse un negocio de una inversión importante y por lo tanto un ahorro de mucho dinero.
