En una empresa familiar donde el padre actúa como inversor y el hijo como administrador, funcionamos como nexo profesional entre ambos. El inversor no está relacionado al rubro y por lo tanto no maneja los ciclos y lenguaje de un establecimiento agropecuario.
Por otro lado, el hijo se siente respaldado al darle transparencia a los números y por tener una empresa que actúe como soporte, a la hora de presentar lo que sucede en el establecimiento.
Ambos ganan en tranquilidad, sumado a que llevemos un control paralelo y utilizamos términos comunes para ambas partes, por lo que también se logra una muy buena comunicación.