Hemos evaluado proyectos de inversión desde el inicio de las empresas, de arrendamientos de 1000 hás con sistemas de producción novedosos como el pastoreo racional, con definición de objetivos o incluso de inversores en búsqueda de un negocio seguro, pero también evaluamos decisiones puntuales que se dan todos los años en la mayoría de los establecimientos del país.
En este caso, tomamos un estudio que realizamos para un predio de 1550 hás en Tacuarembó, donde todos los años se siembra Raigrás, pero, en este caso, el productor quería saber las implicancias productivas y económicas de probar, por primera vez, una pradera de Festuca, Blanco y Lotus.
Si bien el dueño del establecimiento conocía alguna de las implicancias que tenía la Festuca, se realizó un estudio detallado para la siembra de 95 hás. En este, se evaluó la viabilidad de sembrar Festuca frente al raigrás, de la forma que se hacía todos los años, siempre con el objetivo de recriar terneros para exportación en pie.
En resumen la conclusión fue que, para el caso particular y adaptado a su empresa, le era más rentable sembrar una Festuca, siempre y cuando pudiera recriar, por lo menos, 3,4 terneros por año. De lo contrario, teniendo en cuenta la inversión y los costos, le convenía seguir con el sistema de siempre.
Atrás de este número hay estudios y estimaciones de capacidad de carga, persistencias, productividades, ganancias diarias esperadas, retorno de la inversión. Se realizó una presentación y se entregó un informe con información detallada de las implicancias de sembrar una Festuca, aspectos prácticos, la cantidad de terneros que podía recriar por estación y la evaluación económica de la inversión.
Proponemos dejar de decidir qué sembrar en base a sensaciones, o para probar sin saber los efectos, o porque nos dijeron que es bueno. Buscamos que la decisión se tome en base a información y que tengamos un plan para usar los recursos de la forma más eficiente posible.
